En este pasaje
tenemos el contexto familiar de Moisés (Éx 6:14-25), y el contexto espiritual
en el cual sirvió a Dios (Éx 6:26 – 7:7).
Moisés nos
presenta una genealogía resumida de los primeros tres hijos de Jacob: Rubén (v.14), Simeón (v.15) y Leví (v.16). Luego procede a informarnos en mayor detalle de
los descendientes de Leví,
para que sepamos algo de la familia extendida de los protagonistas principales
del éxodo de Egipto (v.17-25). De esta
genealogía, aprendemos que Moisés era descendiente de Coat, el segundo hijo de
Leví (v.18). Notemos que, a pesar de los
sufrimientos propios de la esclavitud en Egipto, los integrantes de la familia
de Leví fueron longevos (v.16b, 18b, 20b).
Eso señala la bendición de Dios sobre esa tribu, y explica por qué
Moisés, a los 80 años (Éx 7:7), estaba listo para comenzar la misión de liberar
al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto.
El v.20
menciona un hecho bastante cotidiano: “Amram
tomó por mujer a Jocabed”. En medio
del sufrimiento de la esclavitud, los hijos de Israel seguían con cierta
normalidad de vida – se casaban. Pero en
este caso, el matrimonio dio un fruto muy especial – Moisés. ¡Quién lo habría pensado cuando la pareja se
casó! Que ellos serían los padres del
futuro salvador de la nación, y de un hombre tan importante en los planes de
Dios. La RV afirma que Jocabed era la tía de Amram; si fue así, entonces era
una relación matrimonial que luego se prohibió (Lev 18:12). Sin embargo, algunas traducciones antiguas del
Antiguo Testamento (a los idiomas griego y arameo), señalan que Jocabeb fue la
prima de Amram.
Habiendo
descrito su contexto familiar, Moisés ahora procede a resumir el contexto espiritual
de su ministerio (Éx 6:26 – 7:7). Por tercera
vez, él hace referencia a lo que percibía como una debilidad personal – era “torpe de labios” (v.30; ver Éx 4:10;
6:12). Sin embargo, a pesar de esa debilidad natural, Moisés contaba con el
gran poder de Dios. Ese poder hizo de
Moisés un “dios” para Faraón
(v.1). Él tenía que aprender que, cuando
se trataba del servicio a Dios, lo importante no es los talentos naturales que
uno tiene, sino la presencia y el poder de Dios en nuestras vidas. ¡Por eso
Dios se manifestó a Moisés (v.28-29)! Y
por eso era importante también la obediencia (v.2).
Sin embargo,
por tan importante que era el conocimiento de Dios, y la obediencia a Su
Palabra, esas cosas en sí no iban a garantizar el éxito del ministerio de
Moisés. ¡NO! Era DIOS quien tendría que obrar.
Felizmente, Él prometió hacerlo (v.4-5).
REFLEXIÓN: La edad de Moisés y Aarón (v.7) no fue un
obstáculo para la obra, porque era DIOS quien iba a hacer el trabajo, no
ellos. Si estás sirviendo a Dios, ¿en
qué estás confiando para que tengas ‘éxito’ en el ministerio? ¿En lo que TU puedes hacer, o en lo que DIOS
puede hacer por medio de ti?
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