sábado, 24 de noviembre de 2012

'El Valor de la Vida Humana' (Éxodo 21:12-25)



Dios, el Creador de la vida, valora mucho lo que Él ha creado.  ¡Nadie tiene el derecho de quitarle la vida a otra persona!   El que lo hace a propósito, pagará con su propia vida (v.12).   Aun si apelara a Dios (refugiándose en el santuario), no se salvará (v.14b).  Pero, ¿qué de una muerte accidental?  En ese caso, Dios proveyó ciudades de refugio (v.13).  Para mayores detalles de tales ciudades, ver Núm 35:9-28 y Deut 19:1-13.

Dios aprovecha este momento para mencionar otros casos que llevaban la pena de muerte – golpear a los padres (v.15), maldecir a los padres (v.17), o secuestrar a una persona (v.16). 

Quizá nos parezca extraño que la muerte de un esclavo no sea penado en la misma manera (v.20-21).  Sin embargo, debemos notar que aunque el dueño no era castigado por maltratar a un esclavo, ese esclavo podía obtener su libertad, si es que el maltrato resultara en un daño permanente (ver v.26-27). Además, en una época cuando los amos muchas veces provocaban la muerte de sus esclavos, sin ser castigados, esta ley era revolucionaria.

En el caso de una mujer embarazada, la vida del feto también gozaba de cierta protección legal (v.22).  La frase, “sin haber muerte”, debe entenderse de la mujer, no del feto.  La muerte del feto ocasionaba un castigo económico, impuesto por el marido juntamente con los jueces.  

El principio general era: “ojo por ojo, diente por diente” (v.23-25).  Este principio (conocido como ‘la ley de talión’) no debe ser tomado como concediendo el derecho de exigir un pago por algún daño cometido, sino como algo que limitaba el castigo a una equivalencia al daño cometido.  ¡Tenía que haber proporcionalidad entre el daño causado y el pago exigido!

REFLEXIÓN: ¿Cuál es nuestra actitud, cuando alguien nos causa un daño – física, material, o emocionalmente?  El Señor nos ha mostrado un mejor camino; el camino del amor (Mat 5:38-48).  La ley de Moisés era necesaria para reglamentar la vida de la nación; la ley de Cristo se aplica a nivel personal.  La primera, limita el castigo; la segunda, promueve el perdón.

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