viernes, 30 de noviembre de 2012

'El Privilegio de Acercarnos a Dios' (Éxodo 24:1-18)



En este pasaje tenemos tres eventos importantes:

i.              El establecimiento del pacto entre Dios e Israel.  Los sacrificios que se ofrecieron (v.5) simbolizaron la muerte de Cristo.  Una mitad de la sangre se ofreció sobre el altar (v.6), representando el momento que Cristo fue al cielo, llevando Su sangre, para purificar “las cosas celestiales” (ver Heb 10:23-24).  La otra mitad, se esparció sobre el pueblo de Israel (v.8), simbolizando la sangre del nuevo pacto (Mat 26:28), que nos limpia de todo pecado.  Como parte del pacto, el pueblo se comprometió a guardar la ley de Dios (v.3b, 7b).  Lamentablemente, no cumplieron su palabra; muy pronto se corrompieron espiritualmente (Éx 32).  Sin el Espíritu Santo, no eran capaces de guardar la palabra de Dios.  El Señor tuvo que establecer un nuevo pacto, con mejores promesas, para garantizar el cumplimiento del pacto (ver Jer 31:31-34; Ezeq 36:26-27).

ii.             Los líderes de Israel se presentaron ante Dios.  El pasaje comienza con Dios llamando al liderazgo de Israel a subir al monte Sinaí (v.1).  Los “setenta…ancianos” parecen ser aquellos hombres nombrados por Moisés, y aprobados por Dios (Núm 11:16-17, 24-25); mientras que “Nadab y Abiú” fueron los dos hijos mayores de Aarón (ver Éx 6:23).  Uno se pregunta, ¿por qué los otros dos hijos de Aarón no fueron incluidos (Eleazar e Itamar; ver Éx 28:1) - especialmente a la luz de la muerte de Nadab y Abiú (Lev 10:1-2), y el papel que Eleazar tuvo luego de la muerte de Aarón (Núm 20:25)?

Estos líderes tuvieron un tremendo privilegio: “vieron al Dios de Israel…y comieron y bebieron” (v.10-11).  ¡Qué tremendo momento para ellos!  Nos hace recordar que uno de los grandes privilegios de ser un líder espiritual, es que Dios nos permite acercarnos más a Él.

iii.            Moisés entra en la misma presencia de Dios.  Aunque el privilegio para Aarón y los demás líderes espirituales fue grande, mayor fue el privilegio de Moisés.  Él fue llamado por Dios a subir a la cima del monte, para estar en la presencia de Dios (v.12).  Fue un momento dramático (v.15-16a, 17-18a).  Primero Moisés tuvo que esperar siete días (v.16); eso nos hace recordar la importancia de esperar en Dios, y someternos a Su voluntad, en cuanto al momento y la manera en que podemos acercarnos a Dios.  Luego, cuando Dios lo volvió a llamar (v.16b), Moisés “entró…en medio de la nube” (v.18a), ¡y quedó allí casi un mes y medio (v.18b)! Obviamente, fue una de las experiencias más sublimes en toda su vida.  Pablo sólo entró en la presencia de Dios un corto tiempo (2 Cor 12:2-4); Moisés estuvo cuarenta días.

REFLEXIÓN: Cristo abrió el camino para nosotros, para entrar en la misma presencia de Dios (Heb 10:19-22). Pero notemos las cuatro exigencias divinas, mencionadas en el v.22.  Meditemos sobre cada una de ellas, y preguntémonos, si las estamos cumpliendo, día a día.

jueves, 29 de noviembre de 2012

'La Presencia de Dios Concede Victoria' (Éxodo 23:14-33)




Al describir las tres fiestas anuales (v.14-19), Dios establece algunos principios espirituales acerca de la adoración:

-      La adoración es una obligación.  Todo varón tenía que asistir a las tres fiestas espirituales (v.17).  ¡No era una opción!  Las mujeres y los niños podían ir, si lo deseaban (ver 1 Sam 1:3-5).

-      Nadie debía presentarse ante Dios con manos vacías (v.15b).  Esto nos enseña que debemos ir a la casa de Dios, para dar, más que para recibir.

-      Se debe adorar a Dios con un corazón limpio.  El pan leudado (v.18) simbolizaba el pecado (ver Lev 2:11).

NOTA: En el pasaje paralelo (Éx 34:25-26), era el cordero de la pascua que no se debía dejar hasta el día siguiente, no sólo la “grosura” del sacrificio (v.18).  Ver Deut 16:4.

En la segunda parte del texto (v.20-33), el Señor habla del viaje a la Tierra Prometida, y lo que tenían que hacer al llegar allá.  El “Ángel”, a quien Dios (el Padre) promete enviar delante de ellos (v.20-23), es nada menos que el Señor Jesús – el que se manifestó a Moisés en la zarza que ardía (Éx 3:2).  Fue Él quien acompañó al pueblo de Dios durante todo el viaje a Canaán (ver 1 Cor 10:4).  Dios advierte, “no le seas rebelde…porque mi nombre está en Él” (v.21); es decir, ‘Él actúa en mi lugar, y tiene toda mi autoridad’.

Dios promete dar a Israel la victoria (v.27-31).  Sin embargo, hay ciertos detalles que debemos observar acerca de esta victoria:

-      Dios daría la victoria paulatinamente (v.29-30).  Note las razones que Dios da, por no brindar a Israel una victoria completa, en forma inmediata.  En Juec 3:1-4, Dios da dos razones más. ¿Cuáles se cumplieron, y cuáles no?

-      Israel no debía hacer alianza alguna con las naciones paganas que habitaban la tierra de Canaán (v. 32-33).  Note la razón por esta orden.  ¿Qué nos enseña esto acerca de la necesidad de alejarnos de las cosas del ‘mundo’?   ¿Qué peligros corren aquellas personas que participan de las cosas del ‘mundo’?

-      Israel tenía que rechazar los ídolos de Canaán, y destruir todo rastro de la idolatría (v.24).

REFLEXIÓN: Cuando el pueblo de Dios vive en obediencia a Él, disfrutará Su bendición (v.25-26).  ¿Cuáles son las bendiciones que Dios menciona aquí?  ¿Estamos disfrutando la bendición de Dios en nuestras vidas?   Si no, ¿por qué no?

miércoles, 28 de noviembre de 2012

'Justicia Total' (Éxodo 23:1-13)



Como vimos ayer, la santidad y la justicia van de la mano.  Esta sección tiene que ver con la importancia de la justicia en la vida diaria.  El pecado afecta nuestra relación con Dios; la injusticia afecta la relación con nuestro prójimo.

Debe haber justicia en la sociedad.  Eso significa que no se debe tolerar la mentira (v.1). Tampoco se debe pensar que la mayoría tiene la razón (v.2).  ¡No se debe confundir ‘justicia’ con ‘democracia’!  La justicia se debe aplicar a todos – aun cuando se trata de la minoría (v.2), los pobres (v.3), los enemigos (v.4-5), o los extranjeros (v.9).

La tierra también merece justicia (v.10-11).  No se debe explotar la tierra indebidamente. La tierra necesita ‘descanso’ (v.11a), y en ese descanso, otros pueden aprovechar a comer (v.11b).  De este modo, ¡la justicia promueve la misericordia!

El propósito del día de reposo no era sólo que el pueblo de Israel pueda descansar un poco (v.12a), sino que también sus animales y los siervos descansaran (v.12b).  ¡Eso era justo!

Finalmente, debe haber justicia aun para DIOS (v.13).  La justicia que Él quiere de nosotros es la ‘justicia’ de la obediencia (v.13a), y la ‘justicia’ de la fidelidad (v.13b).

REFLEXIÓN: A la luz de este pasaje, reflexionemos sobre nuestra justicia.  ¿Podemos seguir confiando que realmente somos justos?  ¿Somos justos con nuestros labios?  ¿Somos justos con la creación?  ¿Somos justos con las personas que dependen de nosotros, y están bajo nuestra autoridad?  Pidamos a Dios Su ayuda para perfeccionar nuestra justicia terrenal (sabiendo que ya, en Cristo, tenemos una justicia eternal).

Reflexionemos también sobre la justicia de Dios.  ¡Qué Él sea nuestro modelo de lo que significa ser ‘justo’.  Podríamos tomar las palabras de Pedro, y decir lo siguiente: ‘como aquel que los llamó es justo, sean ustedes también justos en toda vuestra manera de vivir’.

martes, 27 de noviembre de 2012

'Santidad Integral' (Éxodo 22:16-31)



Las palabras al inicio del v.31 explican por qué Dios dio una ley tan detallada, como la tenemos en Éxodo a Deuteronomio; fue para que los hijos de Israel sean “varones santos”.  Dios es santo, y Él exige que Su pueblo sea santo.  El propósito principal de las leyes de Dios es promover una vida de santidad.  Eso explica por qué las leyes abarcan tantos aspectos de la vida.

Por ejemplo, si un hombre sedujere (“engañare”) a una señorita, debía casarse con ella (v.16); tenía que asumir la responsabilidad por sus sentimientos y pasiones.  Aunque debemos notar que en dicho caso, el matrimonio no era una obligación; el padre de la chica podría negar dar a su hija en matrimonio.  Aun así, el joven que la sedujo tendría que pagar la dote (v.17).

Si una persona se dedicara a las artes oscuras (“la hechicería”), debía morir (v.18); de igual modo, el que se dedicara a la idolatría (v.20).  Era la consecuencia de la ‘seducción’ espiritual.

Si alguien tenía relaciones sexuales con un animal, también debía morir (v.19); era la consecuencia de haber sido seducido y pervertido por una pasión sexual desordenada.  Dios exigía que Su pueblo sea santo.

La santidad también tiene un componente social.  Por eso Dios ordenó a Su pueblo tratar bien a los débiles – “al extranjero” (v.21), a la “viuda” y al “huérfano” (v.22-24), y al “pobre” (v.25-27).  Él se manifiesta como defensor de ellos, porque es misericordioso (v.27b).  Si alguien afligiera a una persona indefensa, provocaría la ira de Dios (v.23-24) – aun si sólo fuese culpable de hacer a la persona pasar una noche de frío (v.26-27).

Dios no toleraba la falta de respeto a las autoridades (v.28), porque ellas lo representaban a Él. Es interesante notar que la palabra en hebreo, traducida “jueces”, es ‘elohim’, que normalmente significa ‘Dios’.  El término hebreo significa ‘los fuertes’, y aquí se usa para hablar de los dirigentes de la nación (ver Sal 82:1, 6). 

NOTA: Además de ser santo, Dios es justo.  Él defiende a los débiles de la sociedad (v.22-27), como también a los ‘fuertes’ (v.28).  

Finalmente, hay que notar que la santidad en la vida se extiende hasta los diezmos y las ofrendas (v.29-30).  No hay que demorar en darle a Dios lo que Él pide (v.29a), ni negarle lo que es Su derecho (v.29b).  ¡Hasta los animales tenían que ser ‘santos’, dando a Dios lo que le corresponde (v.30)!

REFLEXIÓN: ¿Cómo anda nuestra vida de santidad?  Recordemos la exhortación de Pedro, cuando dijo: “como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Ped 1:15).