Al concluir la carta, Pablo trae a la mente la lucha
espiritual, que es el contexto de la vida cristiana. En todo lo que haga, sea en el trabajo, el
hogar, el matrimonio, la iglesia, o la vida personal, el hijo de Dios tendrá
que luchar contra tremendas fuerzas espirituales de maldad (v.12). Eso no es nada fácil. Por eso Pablo exhorta a los creyentes a hacer
dos cosas importantes:
i.
Fortalecerse “en el Señor, y en el poder de Su fuerza” (v.10).
ii.
Vestirse de toda la armadura de
Dios (v.11a).
Sólo así podrán los creyentes “estar firmes contra las asechanzas del diablo” (v.11b), y “resistir en el día malo” (v.13). El “día
malo” es aquel tiempo cuando Satanás nos ataca en forma particular, y somos
más conscientes que nunca de la realidad de la lucha espiritual, como hijos de
Dios.
El creyente, como un buen soldado de Cristo, tiene que
conocer bien la armadura espiritual que Dios le provee para la lucha. Esta armadura consta de los siguientes
elementos:
-
El cinturón de la VERDAD (v.14a).
El propósito del cinturón es mantener el resto de la armadura en su
lugar. Para el creyente, la verdad del
evangelio es lo más importante. Porque
si el evangelio no es verdad, entonces el resto de la armadura que Pablo va a
mencionar es pura fantasía. Satanás es
el ‘padre’ de la mentira, y constantemente cuestionará la veracidad de la
Palabra de Dios (“¿Conque Dios os ha
dicho…?”, Gén 3:1).
-
La coraza de JUSTICIA (v.14b).
La “coraza” es el pectoral,
que protege el pecho, y los órganos vitales.
La palabra “justicia” podría
ser traducida, ‘santidad’. Dios nos da
Su ‘justicia’ (cuando creemos en Cristo), pero debemos vivir en ‘justicia’;
debemos ser “santos y sin mancha”
(Efe 1:4). De ese modo protegeremos nuestros corazones cuando Satanás nos
ataca.
-
Los zapatos del EVANGELIO (v.15).
El creyente debe dejar que el evangelio determine dónde sus ‘pies’
caminarán. Si va a lugares equivocados,
o anda por caminos pecaminosos, o camina con malos compañeros, será presa fácil
para Satanás.
-
El escudo de la FE (v.16). El
escudo protege al soldado de las flechas lanzadas en su contra. Satanás ataca al creyente con “dardos de fuego” (v.16); ‘dardos’ de
dudas acerca del evangelio, de la Biblia, del obrar de Dios, etc. Una fe firme
en Dios y en Su Palabra nos protegerá contra esos ataques espirituales.
-
El casco de la SALVACIÓN (v.17a).
El casco es muy importante porque cubre y protege la cabeza del
soldado. Una herida en la cabeza puede
paralizar completamente al soldado. Para
protegernos, Dios nos da una salvación
segura; esa salvación nos permite estar firmes en la lucha contra
Satanás.
-
La espada de la BIBLIA (v.17b). La Palabra de Dios es una arma
ofensiva y defensiva (ver Mat 4:4, 7, 10; “escrito
está”). ¡Debemos usarla bien!
REFLEXIÓN:
¿Entendemos bien toda esta armadura espiritual que Dios nos ha dado? ¿La estamos usando? ¿Nos la colocamos cada día?
Excelente trabajo y gran ayuda para los tiempos que corren. Bendiciones.
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