martes, 23 de octubre de 2012

'La Armadura de Dios' (Efe 6:10-17)



Al concluir la carta, Pablo trae a la mente la lucha espiritual, que es el contexto de la vida cristiana.  En todo lo que haga, sea en el trabajo, el hogar, el matrimonio, la iglesia, o la vida personal, el hijo de Dios tendrá que luchar contra tremendas fuerzas espirituales de maldad (v.12).  Eso no es nada fácil.  Por eso Pablo exhorta a los creyentes a hacer dos cosas importantes:

i.        Fortalecerse “en el Señor, y en el poder de Su fuerza” (v.10).
ii.      Vestirse de toda la armadura de Dios (v.11a).

Sólo así podrán los creyentes “estar firmes contra las asechanzas del diablo” (v.11b), y “resistir en el día malo” (v.13).  El “día malo” es aquel tiempo cuando Satanás nos ataca en forma particular, y somos más conscientes que nunca de la realidad de la lucha espiritual, como hijos de Dios.

El creyente, como un buen soldado de Cristo, tiene que conocer bien la armadura espiritual que Dios le provee para la lucha.  Esta armadura consta de los siguientes elementos:

-         El cinturón de la VERDAD (v.14a).  El propósito del cinturón es mantener el resto de la armadura en su lugar.  Para el creyente, la verdad del evangelio es lo más importante.  Porque si el evangelio no es verdad, entonces el resto de la armadura que Pablo va a mencionar es pura fantasía.  Satanás es el ‘padre’ de la mentira, y constantemente cuestionará la veracidad de la Palabra de Dios (“¿Conque Dios os ha dicho…?”, Gén 3:1).

-         La coraza de JUSTICIA (v.14b).  La “coraza” es el pectoral, que protege el pecho, y los órganos vitales.  La palabra “justicia” podría ser traducida, ‘santidad’.  Dios nos da Su ‘justicia’ (cuando creemos en Cristo), pero debemos vivir en ‘justicia’; debemos ser “santos y sin mancha” (Efe 1:4). De ese modo protegeremos nuestros corazones cuando Satanás nos ataca.

-         Los zapatos del EVANGELIO (v.15).  El creyente debe dejar que el evangelio determine dónde sus ‘pies’ caminarán.  Si va a lugares equivocados, o anda por caminos pecaminosos, o camina con malos compañeros, será presa fácil para Satanás.

-         El escudo de la FE (v.16).  El escudo protege al soldado de las flechas lanzadas en su contra.  Satanás ataca al creyente con “dardos de fuego” (v.16); ‘dardos’ de dudas acerca del evangelio, de la Biblia, del obrar de Dios, etc. Una fe firme en Dios y en Su Palabra nos protegerá contra esos ataques espirituales.

-         El casco de la SALVACIÓN (v.17a).  El casco es muy importante porque cubre y protege la cabeza del soldado.  Una herida en la cabeza puede paralizar completamente al soldado.  Para protegernos, Dios nos da una salvación  segura; esa salvación nos permite estar firmes en la lucha contra Satanás. 

-         La espada de la BIBLIA (v.17b). La Palabra de Dios es una arma ofensiva y defensiva (ver Mat 4:4, 7, 10; “escrito está”).   ¡Debemos usarla bien!

REFLEXIÓN: ¿Entendemos bien toda esta armadura espiritual que Dios nos ha dado?   ¿La estamos usando?   ¿Nos la colocamos cada día?

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