Lo que leemos
en Éx 25–31 es lo que Dios le reveló a Moisés durante el mes y medio que pasó
en Su presencia, en el monte Sinaí (ver Éx 24:15-18 y 31:18). Dios comenzó con el tabernáculo, porque ese lugar iba a representar la morada de Dios
sobre la tierra; era una copia fiel de la morada celestial de Dios (ver el v.40
y Hch 7:44; Heb 8:5). El pueblo de Dios
pronto iba a marcharse del monte Sinaí. Dios quería un lugar donde Él podría
manifestarse en forma permanente, para el bien del pueblo de Israel.
El tabernáculo
(= ‘casa de Dios’) requería bastante materiales, y Dios pidió al pueblo
ofrendar para ello (v.1-9). Para Dios
era importante que dieran “de su
voluntad, de corazón” (v.2b). Él
quería sentir el amor de Su pueblo.
Antes de dar
más detalles acerca del tabernáculo (Éx 26), Dios le habló a Moisés de tres
elementos del mobiliario: el arca del testimonio (v.10-22), la mesa para el pan
de la proposición (v.23-30), y el candelero de oro (v.31-39).
El arca del testimonio (v.10-22) no era muy grande; medía unos 70 cm por 70 cm por 120 cm. Se llamaba, “el arca del testimonio” (v.22), porque llevaba dentro de él los
diez mandamientos (= “el testimonio”);
v.16, 21; ver Éx 31:18. El arca estaba
cubierta por una tapa que se llamaba, “propiciatorio”
(v.17). La palabra en hebreo es ‘kapporet’; se deriva de un verbo que
significa ‘tapar’ o ‘cubrir’. Este era
el lugar donde una vez al año el sumo sacerdote derramaba sangre para ‘cubrir’
los pecados del pueblo de Israel (ver Lev 16:13-14). Era altamente simbólico de Cristo, quien
hizo propiciación a favor de nosotros, cuando murió en la cruz (Rom 3:25; 1 Juan
2:2; 4:10).
Los querubines
que cubrían el propiciatorio (v.18-20) representaban los ángeles de la
presencia de Dios. Dios prometió hablar con
Su pueblo “sobre el propiciatorio, de
entre los dos querubines” (v.22).
Con justa razón era el elemento más sagrado de todo el mobiliario del
tabernáculo.
La mesa para el pan de la proposición (v.23-30) era rectangular. Medía 90
cm por 45 cm, con una altura de 70 cm (v.22).
Sobre esta mesa se colocaban
los doce panes de la proposición (v.30).
La palabra, “proposición”, no
es la mejor traducción del término en hebreo (‘panim’). Ese término
significa, ‘rostro’ o ‘presencia’. El “pan de la proposición” era el pan que se
colocaba cada semana ante la presencia de Dios (ver Lev 24:5-8).
El candelero de oro (v.31-39) tenía siete lámparas (v.37). Era confeccionado de “un talento de oro” (= 34
kilos). ¡Sería increíblemente valioso! El candelero alumbraba el lugar santo, y
representaba la iluminación espiritual brindada por el Espíritu Santo al pueblo
de Dios (ver Zac 4; Apo 4:5).
REFLEXIÓN: Meditemos sobre el simbolismo espiritual de
cada una de estas cosas (ver Heb 9:1-5). ¿Qué nos dicen de Cristo? ¿Y qué nos dicen acerca de la manera en que
debemos acercarnos a Dios?
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