sábado, 1 de diciembre de 2012

'Acercándonos a la Presencia de Dios' (Éxodo 25:1-40)



Lo que leemos en Éx 25–31 es lo que Dios le reveló a Moisés durante el mes y medio que pasó en Su presencia, en el monte Sinaí (ver Éx 24:15-18 y 31:18).  Dios comenzó con el tabernáculo, porque ese lugar iba a representar la morada de Dios sobre la tierra; era una copia fiel de la morada celestial de Dios (ver el v.40 y Hch 7:44; Heb 8:5).  El pueblo de Dios pronto iba a marcharse del monte Sinaí.  Dios quería un lugar donde Él podría manifestarse en forma permanente, para el bien del pueblo de Israel.

El tabernáculo (= ‘casa de Dios’) requería bastante materiales, y Dios pidió al pueblo ofrendar para ello (v.1-9).  Para Dios era importante que dieran “de su voluntad, de corazón” (v.2b).  Él quería sentir el amor de Su pueblo.

Antes de dar más detalles acerca del tabernáculo (Éx 26), Dios le habló a Moisés de tres elementos del mobiliario: el arca del testimonio (v.10-22), la mesa para el pan de la proposición (v.23-30), y el candelero de oro (v.31-39). 

El arca del testimonio (v.10-22) no era muy grande; medía unos 70 cm por 70 cm por 120 cm.  Se llamaba, “el arca del testimonio” (v.22), porque llevaba dentro de él los diez mandamientos (= “el testimonio”); v.16, 21; ver Éx 31:18.  El arca estaba cubierta por una tapa que se llamaba, “propiciatorio” (v.17).   La palabra en hebreo es ‘kapporet’; se deriva de un verbo que significa ‘tapar’ o ‘cubrir’.  Este era el lugar donde una vez al año el sumo sacerdote derramaba sangre para ‘cubrir’ los pecados del pueblo de Israel (ver Lev 16:13-14).   Era altamente simbólico de Cristo, quien hizo propiciación a favor de nosotros, cuando murió en la cruz (Rom 3:25; 1 Juan 2:2; 4:10).

Los querubines que cubrían el propiciatorio (v.18-20) representaban los ángeles de la presencia de Dios.  Dios prometió hablar con Su pueblo “sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines” (v.22).  Con justa razón era el elemento más sagrado de todo el mobiliario del tabernáculo.

La mesa para el pan de la proposición (v.23-30) era rectangular.  Medía 90 cm por 45 cm, con una altura de 70 cm (v.22).   Sobre esta mesa se colocaban los doce panes de la proposición (v.30).  La palabra, “proposición”, no es la mejor traducción del término en hebreo (‘panim’).   Ese término significa, ‘rostro’ o ‘presencia’.  El “pan de la proposición” era el pan que se colocaba cada semana ante la presencia de Dios (ver Lev 24:5-8).

El candelero de oro (v.31-39) tenía siete lámparas (v.37).  Era confeccionado de “un talento de oro” (= 34 kilos). ¡Sería increíblemente valioso! El candelero alumbraba el lugar santo, y representaba la iluminación espiritual brindada por el Espíritu Santo al pueblo de Dios (ver Zac 4; Apo 4:5).

REFLEXIÓN: Meditemos sobre el simbolismo espiritual de cada una de estas cosas (ver Heb 9:1-5). ¿Qué nos dicen de Cristo?  ¿Y qué nos dicen acerca de la manera en que debemos acercarnos a Dios? 

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