domingo, 9 de diciembre de 2012

'El Drama del Pecado' (Éxodo 31:18 - 32:17)



En este relato lleno de drama, hay cinco protagonistas principales:

  1. El PUEBLO: Cuarenta días antes habían prometido obedecer a Dios (Éx 24:7).  Ahora piden otros dioses (v.1), infringiendo así el primer mandamiento (Éx 20:3).  ¿Qué aprendemos de ello?

i.              Cuán importante es el liderazgo espiritual.  Mientras Moisés estaba con ellos, los hijos de Israel andaban bien.  Pero cuando él no estaba presente, los hijos de Israel se desviaron rápidamente.

ii.             Cuán importante es el conocimiento de Dios (Dan 11:32b).  Cuando no hay dicho conocimiento, las personas fácilmente se desavían a ‘otro evangelio’ (Gál 1:6).

  1. AARÓN: Aunque Aarón compartía el liderazgo de la nación, en realidad era una persona débil.  Ante la presión del pueblo, se dejó llevar por ellos.  En lugar de impedir su desobediencia, trató de encausarla en una mejor dirección.  El pueblo quería otros dioses (v.1); Aarón pretendió hacer una imagen del verdadero Dios (v.4), y ordenar el culto hacia Jehová (v.5-6). En lugar de quebrantar el primer mandamiento, promovió el quebrantamiento del segundo mandamiento (Éx 20:4-5). Pero fue un error fatal.  Su falta de firmeza causó la muerte de miles de personas (v.28).

  1. DIOS: Aunque Él estaba hablando con Moisés, era conciente de lo que pasaba en el campamento de Israel (v.7-8).  Él no tenía ilusión alguna acerca del verdadero carácter del pueblo de Israel (v.9).  ¡Nada se esconde de los ojos de Dios! Aunque se airó contra el pecado del pueblo (v.10), estuvo dispuesto a perdonar al pueblo (v.14).  En la intercesión de Moisés (v.11-13) tenemos una ‘sombra’ (o anticipo) de la intercesión de Cristo (Is 53:12, “orado por los pecadores”).

  1. MOISÉS: Es interesante notar el cambio entre ‘Moisés, el Intercesor’ (v.11-13), y ‘Moisés, el Justiciero’ (v.19-20).  En su vehemencia, vemos la fuerza de su carácter y personalidad, que le permitió liderar a más de un millón de personas.

  1. Los LEVITAS: Moisés apeló a ellos, para ser los justicieros de Dios.  Si estaban destinados a ser los líderes espirituales de la nación, entonces era importante ponerlos a prueba.  ¡Y ahora era el momento para hacerlo!  En su disposición de ejecutar el juicio de Dios, comenzando con sus familiares y amigos (v.27), los levitas demostraron que eran personas que amaban a Dios por encima de todas las cosas – que es el requisito fundamental para el liderazgo espiritual.

El pasaje termina con Moisés volviendo a subir el monte Sinaí a interceder por el pueblo; no tanto para salvar sus vidas, sino para lograr el perdón de sus pecados (v.31-32).  Dios indicó que podían seguir su viaje a la Tierra Prometida (v.34a); sin embargo, advierte que habrá una consecuencia seria por el pecado (v.34b-35).

REFLEXIÓN: ¿Con cuál de estos personajes nos identificamos más?  ¿Qué debemos aprender de ello (acerca de nuestro carácter y nuestra madurez espiritual)?

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