martes, 4 de diciembre de 2012

'Vestimentas Sagradas' (Éxodo 28:1-43)



La vestimenta del sumo sacerdote es altamente simbólica; nos habla de Cristo (el gran Sumo Sacerdote), y de nosotros (quienes somos sacerdotes ante Dios).  Veamos los elementos más importantes de la vestimenta:


  1. El Efod (v.6-14).  Esta vestimenta era una túnica corta (con hombreras), que iba del cuello hasta las caderas.   Las dos hombreras llevaban los nombres de las doce tribus de Israel (v.9-12).  El Sumo Sacerdote entraba a la presencia de Dios, representando a todo el pueblo de Israel (v.12).  Eso nos hace pensar en el ministerio sacerdotal del Señor Jesús.  Él está en la presencia del Padre, intercediendo por Su pueblo (Heb 7:25).  Es también un cuadro de lo que debemos hacer como creyentes – entrar cada día a la presencia de Dios, intercediendo por familiares, hermanos y amigos.
 
  1. El Pectoral (v.15-30).  Esta vestimenta cubría el pecho.  En él, había doce piedras preciosas, que representaban las doce tribus (v.17-21).  Como esta vestidura se llama, “el pectoral del juicio” (v.15), se entiende que el Sumo Sacerdote entraba a la presencia de Dios para buscar Su dirección en asuntos de justicia para el pueblo de Israel (ver Deut 17:8-9).  Eso queda confirmado por la presencia del “Urim y Tumim” (v.30), que se usaban para obtener la dirección de Dios.
 
  1. El Manto (v.31-35).  El manto era la vestimenta principal, y llevaba lindos adornos y detalles. Entre ellos, unas campanitas de oro, para que se escuchara los movimientos del Sumo Sacerdote. No está claro por qué moriría si no tuviera esas campanitas.  Quizá ellas servían para que el Sumo Sacerdote esté concentrado en lo que estaba haciendo, para hacerlo con la reverencia del caso.
 
  1. La Mitra (v.36-38). Esta parece haber sido una corona o un círculo de oro que el Sumo Sacerdote llevaba puesto en su cabeza.  Las palabras, “SANTIDAD A JEHOVÁ” (v.36) destacan lo sagrado que era su labor, y el cuidado que debía tener en toda su vida, como alguien que tenía el privilegio de estar en la presencia de Dios.

El resto del pasaje describe las vestimentas de los demás sacerdotes (v.39-43).  Dos cosas destacan:

i.              Todo tenía que ser hermoso – porque se trataba del servicio a Dios (v.40).
ii.             Servir a Dios sin el debido cuidado era sumamente peligroso (v.43).

REFLEXIÓN: ¿En qué condición está nuestra ‘ropa’ espiritual?  ¿Estamos viviendo a la altura de nuestras responsabilidades, como sacerdotes ante Dios?  ¿Es nuestra vida caracterizada por “honra y hermosura” (v.40)?

No hay comentarios:

Publicar un comentario