jueves, 13 de diciembre de 2012

'La Construcción del Tabernáculo' (Éxodo 36:2 - 38:20)



Cuando salió la orden de traer los materiales para la construcción del tabernáculo, el pueblo respondió con prontitud y generosidad (Éx 36:2-7).  Fue una de las pocas veces que lo hizo así.  Debió haber alegrado mucho el corazón de Moisés.  Fueron tan generosos, que al final, Moisés tuvo que decirles que no trajeran más (Éx 36:6). 

En el v.2 encontramos el balance o equilibro entre la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre.  Por un lado, Moisés reconoce que fue Dios quien puso sabiduría en el corazón de los dirigentes de la obra; pero al mismo tiempo afirma que las personas se animaron en sus corazones a obedecer al Señor.  Quizá sea difícil para los filósofos reconciliar esta paradoja; sin embargo, la Biblia la afirma con total tranquilidad (al igual que nos da los datos para las dos naturalezas en Cristo, y la existencia de un Dios en tres personas).

Ya hemos leídos los detalles del diseño del tabernáculo (Éx 26).  Lo que tenemos aquí es el relato de la construcción del tabernáculo.  Es hermoso leer que “Todos los sabios de corazón…hicieron el tabernáculo” (Éx 36:8).  Cuando todos trabajan, la obra se hace más liviana. 

Valdría la pena meditar en los contrastes entre la idolatría y el verdadero culto a Dios.  En Éx 32, el pueblo dio a Aarón joyas de oro, y él hizo un becerro de oro.  Un hombre llevó a todo el pueblo a la idolatría.  Aquí vemos a todo el pueblo trabajando, confeccionando las cosas necesarias para adorar a Dios.  El becerro era simple en comparación con todos los detalles del tabernáculo. La idolatría fue fácil; el culto a Dios complejo.  La idolatría se centro en una fiesta; el verdadero culto a Dios en u trabajo arduo.  Uno fue fácil para la ‘carne’; el otro bueno para el espíritu.

Hagamos una lista de todas las cosas que tuvieron que confeccionar: tapices de tela para el techo del tabernáculo (Éx 36:8-10); lazos para unir los tapices (Éx 36:11-12); ganchos de oro para unir los tapices del techo (Éx 36:13); cortinas de pelo de cabra, para cubrir el techo del tabernáculo (Éx 36:14-16); lazos para unir los tapices (Éx 36:17); ganchos de bronce para los lazos (Éx 36:18); un forro para todo el tabernáculo (Éx 36:19); tableros de madera para formar toda la pared del tabernáculo (Éx 36:20-23); las bases de plata para colocar los tableros (Éx 36:24, 26); tableros de madera para las esquinas (Éx 36:28-29); barras de madera para unir los tableros (Éx 36:31-33); el velo de lino torcido (Éx 36:35); columnas de acacia (Ëx 36:36); y la cortina para la entrada (Éx 36:37).  ¡Impresionantes detalles!  Además de todo esto, tuvieron que hacer todo el mobiliario para el tabernáculo (Éx 37:1 – 38:20).

Moisés nos informa de cómo se construyó el tabernáculo (Éx 36:8-38), el mobiliario (Éx 37:1 – 38:8), y el patio (Éx 38:9-20).  Todo fue hecho precisamente cómo Moisés lo había ordenado.  Si Moisés repite mucho de lo que ya había escrito en capítulos anteriores, será por una de las siguientes razones:

  1. Muchas de las cosas mencionadas aquí nunca serían vistas por el pueblo de Israel; por eso era bueno volver a describirlas.

  1. Al igual que los cuatro evangelios presentan diferentes detalles de la vida de Cristo, esta duplicación en la narración de la construcción del tabernáculo permite un mayor estudio de los detalles del tabernáculo y del mobiliario.

  1. La descripción de la construcción del tabernáculo nos permite afirmar que todo se hizo exactamente cómo Dios se lo manifestó a Moisés.

REFLEXIÓN: Es bueno hacer una comparación entre lo que Dios nos manda hacer, en Su Palabra, y lo que realmente hacemos.  ¿Somos tan fieles en obedecer a Dios, como lo fue el pueblo de Israel cuando construyeron el tabernáculo?

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