Cuando salió la
orden de traer los materiales para la construcción del tabernáculo, el pueblo
respondió con prontitud y generosidad (Éx 36:2-7). Fue una de las pocas veces que lo hizo así. Debió haber
alegrado mucho el corazón de Moisés.
Fueron tan generosos, que al final, Moisés tuvo que decirles que no
trajeran más (Éx 36:6).
En el v.2
encontramos el balance o equilibro entre la soberanía de Dios y la responsabilidad
del hombre. Por un lado, Moisés reconoce
que fue Dios quien puso sabiduría en el corazón de los dirigentes de la obra;
pero al mismo tiempo afirma que las personas se animaron en sus corazones a
obedecer al Señor. Quizá sea difícil
para los filósofos reconciliar esta paradoja; sin embargo, la Biblia la afirma
con total tranquilidad (al igual que nos da los datos para las dos naturalezas
en Cristo, y la existencia de un Dios en tres personas).
Ya hemos leídos
los detalles del diseño del tabernáculo
(Éx 26). Lo que tenemos aquí es el
relato de la construcción del
tabernáculo. Es hermoso leer que “Todos los sabios de corazón…hicieron el
tabernáculo” (Éx 36:8). Cuando todos
trabajan, la obra se hace más liviana.
Valdría la pena
meditar en los contrastes entre la idolatría y el verdadero culto a Dios. En Éx 32, el pueblo dio a Aarón joyas de oro,
y él hizo un becerro de oro. Un hombre
llevó a todo el pueblo a la idolatría.
Aquí vemos a todo el pueblo trabajando, confeccionando las cosas necesarias
para adorar a Dios. El becerro era
simple en comparación con todos los detalles del tabernáculo. La idolatría fue
fácil; el culto a Dios complejo. La
idolatría se centro en una fiesta; el verdadero culto a Dios en u trabajo
arduo. Uno fue fácil para la ‘carne’; el
otro bueno para el espíritu.
Hagamos una
lista de todas las cosas que tuvieron que confeccionar: tapices de tela para el
techo del tabernáculo (Éx 36:8-10); lazos para unir los tapices (Éx 36:11-12); ganchos
de oro para unir los tapices del techo (Éx 36:13); cortinas de pelo de cabra,
para cubrir el techo del tabernáculo (Éx 36:14-16); lazos para unir los tapices
(Éx 36:17); ganchos de bronce para los lazos (Éx 36:18); un forro para todo el
tabernáculo (Éx 36:19); tableros de madera para formar toda la pared del
tabernáculo (Éx 36:20-23); las bases de plata para colocar los tableros (Éx
36:24, 26); tableros de madera para las esquinas (Éx 36:28-29); barras de
madera para unir los tableros (Éx 36:31-33); el velo de lino torcido (Éx 36:35);
columnas de acacia (Ëx 36:36); y la cortina para la entrada (Éx 36:37). ¡Impresionantes detalles! Además de todo esto, tuvieron que hacer todo
el mobiliario para el tabernáculo (Éx 37:1 – 38:20).
Moisés nos
informa de cómo se construyó el tabernáculo (Éx 36:8-38), el mobiliario (Éx
37:1 – 38:8), y el patio (Éx 38:9-20).
Todo fue hecho precisamente cómo Moisés lo había ordenado. Si Moisés repite mucho de lo que ya había
escrito en capítulos anteriores, será por una de las siguientes razones:
- Muchas de las cosas mencionadas aquí nunca serían vistas por el pueblo de Israel; por eso era bueno volver a describirlas.
- Al igual que los cuatro evangelios presentan diferentes detalles de la vida de Cristo, esta duplicación en la narración de la construcción del tabernáculo permite un mayor estudio de los detalles del tabernáculo y del mobiliario.
- La descripción de la construcción del tabernáculo nos permite afirmar que todo se hizo exactamente cómo Dios se lo manifestó a Moisés.
REFLEXIÓN: Es bueno hacer una
comparación entre lo que Dios nos manda hacer, en Su Palabra, y lo que
realmente hacemos. ¿Somos tan fieles en
obedecer a Dios, como lo fue el pueblo de Israel cuando construyeron el
tabernáculo?
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